Fariñas: También el horror es cosa de milímetros

José Luis Fariñas

José Luis Fariñas, acuarela (fragmento). 2010

ABATELENGUAS

Ya no es tan seguro morirse
ni estar encapotado;
la toronja y tus manos escasean de nuevo,
pero quise imaginar el fin de esta fractura
con su marca de vientos intermedios,
el sol del puerto quemando la pureza del fondo
bajo un mejor eco de ánforas.

Aplacado así el futuro,
como se hace con las alergias,
todo es ahora innecesario.
Llueven inflexiones de trazado nulo
hasta que no se ve ni la niebla,
ni puedo decir tu camino en números romanos
ni esta boca es tuya
ni cuándo tocara tierra
la inapagable ola de Hokusai.

Sopla el pargo la mugre luminosa,
pero será mejor si me desquito de mí
borrando las esencias que no eran
para echar el terciopelo rasurador
contra el rojo cardumen de los espejos rotos.
También el horror es cosa de milímetros,
sin embargo hay una calma frenética
que no lucha por vivir pero resiste,
y todavía nos sirve iluminar el techo
para pisar como los dioses los peores lazos en el fango.
Creo que este es el deformógrafo que me pedían tus padres,
el mismo que nos deja volver
de siete en siete, cuarentainuevemente
despedazando el giroscopio del alma
sobre la corriente secreta
que nos decapita cada tarde por primera vez
con el gesto paternal del buen sepukku,
rito de cortes perpendiculares que inventan el honor
y que más que a nuestros cuerpos, los pobres,
arrodillaran, con esa crueldad tan propia del arte,
las desventuras del vuelo en el origen.

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