Las contradicciones de Carlos Saladrigas

 
Edmundo García

Carlos Saladrigas entrevistado en BBC Mundo

Carlos Saladrigas pronunció unas palabras en La Habana que han sido ampliamente comentadas fuera de Cuba. Tengo algunas opiniones sobre ellas que quiero compartir y, al hacerlo, voy a referir ocasionalmente una entrevista que sostuvimos en enero del 2009, que puede leerse íntegramente en la página de “La noche se mueve” (www.lanochesemueve.us). Las ideas allí recogidas pueden ayudar a entender lo expuesto recientemente por Saladrigas en la conferencia “Cuba y su Diáspora: Actitudes y políticas que debe adoptar la diáspora para reintegrarse en Cuba”, ofrecida en el Centro Cultural Félix Varela el viernes 30 de marzo de 2012, unas horas después del regreso del Papa Benedicto XVI a Roma desde Cuba.

Durante nuestra conversación, a un día de la toma de posesión del Presidente Barack Obama, le pregunté a Saladrigas por los orígenes de su interés en la política y hablamos de su tío, Carlos Eduardo Ramón Saladrigas y Zayas, que tuvo varios cargos en la era republicana, entre ellos el de Primer Ministro de Batista (1940-42) y candidato a las elecciones de 1944; que finalmente ganó Ramón Grau San Martín. Llama la atención que mientras hablábamos sobre estos temas históricos, Saladrigas reconoció que él no tiene vocación política y optó por definirse fundamentalmente como empresario. Y esto es importante para el debate actual, porque precisamente lo que veo detrás de ciertas inconsecuencias de palabra y de hechos en las proyecciones de Saladrigas obedece a su falta de ubicación, olfato y sentido de lo político.

Saladrigas dice entonces algo que ha repetido por estos días: que “la confrontación y el embargo han sido extremadamente útiles para el gobierno cubano” y que “ha ayudado al régimen cubano a obtener una legitimidad, que no ha podido obtener por otras formas”. Lo volvió a exponer en La Habana, en entrevista con el periodista Fernando Ravsberg para BBC Mundo, lo que demuestra que Saladrigas sigue desconectado de algunas realidades. La primera, que la revolución cubana (no el “régimen cubano”, como él le llama) tiene una legitimidad histórica desde su origen, que sale del hecho demostrado y vivido de que aquella república que algunos tratan de pintar como un paraíso interrumpido, era en verdad una sociedad quebrada por diferencias abismales entre ricos y pobres, entre negros y blancos, entre campo y ciudad, etc., y además con un tutelaje neocolonial que marcó antropológicamente la mentalidad histórica de los políticos de entonces. A quien quiera documentarse al respecto le recomiendo un libro de mucha actualidad: “La Historia me absolverá”, que contiene el proyecto social de la revolución cubana.

El proceso cubano tiene legitimidad popular, expresada individual, colectiva y masivamente; aunque Saladrigas opine que las muestras de adhesión revolucionaria son “una táctica… que usa Castro”, como ha repetido más de una vez. Y la revolución tiene también una legitimidad internacional mostrada en las votaciones contra el bloqueo en la ONU, en la representatividad y el respeto de Cuba en el sistema de relaciones entre países; donde la solidaridad de la isla con los más necesitados no ha faltado, a pesar de los pocos recursos.  

Yo no puedo creer que una persona tan hábil como Saladrigas, que ha pasado por Harvard y otras instituciones educativas, crea eso de que el bloqueo a Cuba es una jugarreta del gobierno cubano para justificar políticas. Las agresiones contra Cuba unen más al pueblo cubano y agrandan las razones de sus dirigentes; pero ellas tienen un costo real para los cubanos. Las autoridades cubanas han ido desglosando el costo que la política de bloqueo ha tenido sobre Cuba; no en abstracto, no en símbolos, sino en productos y equipos médicos sin adquirir, en pagos sin recibir, en eventos sin participar, en transacciones comerciales frustradas, en confiscaciones monetarias del patrimonio cubano, etc. El efecto de esa política se suma en miles de millones de dólares de pérdidas para la economía y la sociedad, lo que es un cruel, inmoral e ilegal castigo sobre el pueblo cubano. Y en este artículo no quiero entrar en el alto costo que ha significado para Cuba la necesidad de contrarrestar la política de guerra sucia y terrorismo, que han apoyado varias administraciones norteamericanas.

Saladrigas dijo que Cuba debía tener una solución “elegante” y que debía comportarse de manera “seria” ante Obama. Todavía a estas alturas no queda muy claro qué solución y qué tipo de “elegancia” desea el empresario para Cuba. Me pregunto si Saladrigas estará dispuesto a preguntarle al Pte. Obama si ahora él está listo para comportarse elegantemente con Cuba.

Como sea, persisten las contradicciones en el discurso de Saladrigas. Porque si de lo que estamos hablando es de reformas en y para Cuba, de “actualización del Socialismo”, ¿cómo quiere participar Saladrigas en ese proceso si considera que en Cuba “el sistema está fracasado”? Después de esto puedo pensar que Saladrigas no entiende el proceso de reformas en Cuba; o lo entiende, pero no lo comparte, en cuyo caso, no sabría de qué diálogo y de qué acercamiento está hablando. Me gustaría agregar que en medio de las críticas posibles a cualquier realidad, de críticas que hacen incluso las autoridades cubanas en búsqueda de la superación de errores, es necesario reconocer que en los marcos de ese mismo proceso criticado se lograron resultados indiscutibles, reconocidos a nivel internacional; y que bajo la administración de esa misma burocracia que hoy también se critica, Cuba obtuvo logros en educación, erradicó enfermedades e instauró un sistema de justicia social que nadie niega en el mundo. Y muy importante: el condumio a ningún cubano le ha faltado, porque las estadísticas demuestran que en Cuba no hay problemas de desnutrición ni niños famélicos en las calles.

Saladrigas dijo en La Habana que había “histéricos” dentro y fuera de Cuba que estaban obstruyendo el futuro de la isla. Lo primero que me gustaría es que Saladrigas citara por lo claro, con nombres y apellidos, quiénes son los “histéricos” en ambas partes. Para que las palabras de Saladrigas tengan crédito, para que oyentes y lectores le respeten, Saladrigas debería decir: “Miren, yo creo que en La Habana fulano y mengano están inmovilizando el avance de Cuba; y en Miami, este y aquel otro están frenando el desarrollo de la nación cubana”; y así se entendería mejor. Saladrigas, como orador, usa términos pintorescos como “histéricos” e “históricos”, pero a mí no me parece que sean clasificaciones serias que ayuden a sacar adelante una política, y ni siquiera un sólido sistema de ideas. Saladrigas debió tener valor político para identificar, en La Habana y en Miami, las personas y grupos que padecen de lo que él considera histeria social.

No me queda claro tampoco si son histéricos u otra cosa peor algunos de los disidentes y opositores que conoce Saladrigas en Cuba, y que llevan bastante tiempo en sus propósitos. Es curioso que entre todos ellos Saladrigas elija para distinguir al señor Dagoberto Valdés, quien ha sido identificado por los órganos de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior con información gráfica, como colaborador de intereses extranjeros para promover un cambio de gobierno en Cuba. No sé cómo puede Saladrigas en medio de una visita que se supone de buena voluntad, celebrar a todo bombo, como amado y respetado profundamente, a un personaje que es considerado por las autoridades cubanas un desleal opositor aliado a servicios de inteligencia norteamericanos y de otros países; y menos me es coherente esta devoción de Saladrigas por alguien que se pliega a planes extranjeros, con su afirmación de que no está de acuerdo con presiones sobre Cuba desde el exterior. Le pregunto a Saladrigas: ¿Qué más presión desde el exterior puede haber que un proyecto para derrocar al gobierno cubano? No lo entiendo; aunque puede que toda esta incoherencia demuestre eso que decía Saladrigas de sí mismo: no tiene vocación política.

A lo mejor mi estilo periodístico es muy incisivo, pero me gusta decir las cosas por lo claro; y lo claro es que a mí me provocan muchas dudas las posiciones ambivalentes de Saladrigas. Yo lo veo decir una cosa aquí y otra allá; lo veo participar en una reunión y decir una cosa dentro y luego otra distinta a la prensa afuera; o participar en eventos donde se proyectan posiciones contra Cuba, después de haber viajado a la isla y afirmar que quiere contribuir al éxito de las reformas. Por ejemplo, en el mismo Centro Cultural Félix Varela, Saladrigas ha dado conferencias antes de esta última sobre su experiencia como empresario, porque supone que puede ser útil a personas que participan en las reformas económicas que viene implementando el gobierno cubano; pero pasan unas semanas o unos pocos meses y Saladrigas aparece en un evento de la Heritage Foundation junto a personajes como Roger Noriega, el Senador Marco Rubio, Carlos García el director de la mal llamada Radio y Televisión Martí y el cabildero anticubano Mauricio Claver Carone, para ver cómo se puede usar la Internet para provocar un descongelamiento que conduzca a un cambio de régimen en Cuba. Tengo que reconocer que Saladrigas fue el más moderado del grupo, y que incluso dijo cosas que en ese contexto tan derechista pueden ser hasta positivas, pero eso no niega la incongruencia en sus proyecciones.

Personalmente le comuniqué a Saladrigas, cuando recién llegaba de su primer viaje a Cuba, que yo había hablado con el ejecutivo del “Cuba Study Group” Tomás Bilbao, quien había participado por teleconferencia desde Washington en el desprestigiado y anticubano programa “A mano limpia” de Oscar Haza, compartiendo burlas sobre la salud del líder de la Revolución Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando este convalecía de su enfermedad. Le dije a Saladrigas que terminando el citado programa yo había hablado con Bilbao para decirle que me parecía mentira que se prestara a esas ofensas, precisamente en el momento en que el “Cuba Study Group” intentaba un acercamiento a Cuba. Le añadí a Saladrigas que un comportamiento tan fuera de lugar era inexplicable, y él aseguró que investigaría lo sucedido. Pero hasta el momento no ha habido reacción: Bilbao sigue donde estaba y Saladrigas ni siquiera ha contestado al respecto.

A esta torpeza siguió otra. El propio Saladrigas compareció en el programa del flotillero Ramón Saúl Sánchez Rizo en “La Poderosa 6.70” de Miami a las 6 de la tarde; un hombre conocido por su historial de violencia anticubana, donde el empresario sugirió que una caída suave del socialismo, a través del acercamiento, ladrillo a ladrillo como en Europa del Este, podría suceder en otro lugar (¿Cuba?). Me parece más que una torpeza una estupidez política: ¿cómo puede Saladrigas, cómo puede cualquier político, comparecer en un programa de radio o televisión sugiriendo al aire que se ha propuesto cambiar al mismo gobierno a quien le ha ofrecido conversar? Quiero insistir en que desde el momento en que le hice esas observaciones desde el programa “La Tarde se Mueve”, Saladrigas no me ha respondido correos ni se ha decidido a regresar a mi estudio; al que por supuesto está invitado.

No quería concluir sin retomar una pregunta que le hice una vez a Saladrigas: “¿por qué las fuerzas políticas, que se llaman moderadas en Miami, en las cuales usted se incluye, por qué no han creado un PAC, un comité de acción que influya, que haga lobby en el Congreso, para llevar adelante las ideas políticas que ustedes respaldan? ¿Por qué la ultraderecha sí hace un trabajo de lobby tan fuerte y tan sostenido, y las llamadas fuerzas moderadas no?”. Para hacer más específico el argumento: ¿Por qué no han hecho Saladrigas y el “Cuba Study Group” una acción concreta para quitar el bloqueo y sacar a Cuba de la ofensiva lista de países que promueven el terrorismo confeccionada por el Departamento de Estado; criticada por altas personalidades civiles y militares de este país, incluyendo a generales del Pentágono? Pero todavía más: ¿por qué Saladrigas no ha hablado claro desde La Habana u otro lugar, para que saquen a Cuba de esa lista? Creo que Saladrigas debe empezar a emprender acciones sólidas; porque no es hablando en foros académicos en la Brookings Institution u otro lugar que puede ayudar a Cuba, sino poniendo los recursos para lobbies congresionales,  que es la forma en que se hace política en los Estados Unidos.

Finalmente hay otro lado práctico del que parecen cojear los proyectos cubanos de Carlos Saladrigas; y este es muy importante porque también toca a su condición como empresario. Quizá se explique por su falta de conocimiento de lo que significa realmente dirigir un país; por un fallo al momento de sopesar las diferencias entre un proyecto personal y un proyecto nacional; lo cierto es que con la sabiduría de siempre, antes de toda esta polémica por las palabras en el Centro Cultural Félix Varela de La Habana, el Comandante en Jefe Fidel Castro había descrito con exacto ojo clínico la llamada contribución de Carlos Saladrigas a las reformas en Cuba. Esto fue lo que dijo Fidel en la Reflexión titulada “¿Quién quiere entrar en el basurero?” (22 de febrero de 2008): “Carlos Saladrigas me suena en el oído como nombre y apellido que escuché muchas veces cuando, como colegial de 18 años, concluía mis estudios en el quinto y último curso de Bachillerato. Era el candidato escogido por Batista al terminar el último año de su mandato constitucional. Antes había sido su Primer Ministro. Estaba finalizando la segunda guerra mundial. ¡Qué barato nos quiere comprar el nuevo Carlos Saladrigas! Con el dinero de Miami, ‘el mayor fondo de ayuda que ninguna transición ha conocido en la historia’, algo que Estados Unidos no ha podido lograr con todo el dinero del mundo. La realidad es otra y esta no se oculta a los que observan con realismo los acontecimientos que tienen lugar en Cuba.”

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19 Responses to Las contradicciones de Carlos Saladrigas

  1. Jose Alvarez says:

    #6 Lobo aunque se vista de seda sigue…. — Jose Alvarez 2012-04-03 19:00
    Hace algún tiempo conocimos acerca del mencionado Carlos Saladrigas gracias a una reflexión de Fidel Castro.
    Insistidamente, luego cada publicación de los llamados, de alguna manera, “los no histéricos pero sí históricos” se hacen eco de los pensamientos y acciones de este señor.
    Tal vez pareciera que nos lo quieran presentar como un modelo de lo que debe ser un nuevo migrante cubano de estos tiempos. ¿Será acaso que las circunstancias lo acompañan a él y los que lo secundan?
    Todos tenemos derecho a cambiar y demostrar que hemos cambiado, pero no está de más recordar que Carlos no solo militó si no que actuó como uno de los más radicales anticubanos miamenses.
    Sus palabras evidentemente muestran ideas renovadoras en un ambiente poco acostumbrado a darle cabida a personas con un historial como el suyo, pero está siendo apadrinado por una institución que, sin menosprecio, no desaprovecha cada momento que se le da para conseguir el objetivo de lograr tener entre el pueblo de Cuba la misma escala que poseyó en un entonces al que parece querer volver.
    Estoy plenamente de acuerdo que existen esos histéricos e históricos de ambos lados, todos y cada uno con cierto poder que les da la oportunidad de tomar decisiones en los momentos cruciales, según sus intereses y perspectivas. Yo pudiera pensar que los histéricos del exterior son los que nos han atacado, invadido, tratado de humillar, doblegar por hambre, que no paran ni un segundo en tergiversar nuestra realidad, que utilizan todo a su alcance para denigrar su propio país ya sea desde Miami u otro punto de nuestro planeta.
    Los histéricos de adentro pensaría fueran los que, a pesar de ser fruto de una Cuba diferente, libre y soberana, venden su alma y cuerpo al enemigo brutal que nos quiere ver desaparecer y se disponen a destruirnos y traicionarnos de la forma mas vil, sirviendo de mercenarios.
    También pudiera parecerle a Carlos que histéricos son los que no olvidan que al imperialismo no se le puede dar ni tantito así, y muchos que llevan sangre cubana en sus venas y arterias ya son parte de ese imperialismo.
    Ahora puedo pensar que se refiere a los históricos cuando habla de los que, a pesar de todo, estamos abiertos al diálogo, de un lado y del otro, recordando que nuestra patria es Cuba, que, duélale a quien le duela, debe ser libre, independiente, soberana, y que la isla es de todos los cubanos pero a sobremanera de los que viven en ella, más que los demás y son ellos quienes escojen su modo de vivir.
    Estos son a los que Carlos, pienso yo, ubica entre los histéricos e históricos de aquí y de allá, por lo menos yo lo veo asi, y estos cubanos, entre los que me incluyo, respetamos y consideramos la opinión de este hombre, al cual habria que preguntarle, realmente ¿cuál tiene usted por patria?
    Nosotros queremos las mejores relaciones entre los cubanos, sin ponerles apodos académicos, que viven en Cuba o fuera de ella, y que la sientan como algo que no se les puede borrar del corazón ni de la mente, no para agredirla o venderla, si no para defenderla y conservarla.
    Al pueblo cubano, ése que lucha a diario y guarda tantas historias familiares como las de Carlos, le interesa salvaguardar su historia y sus conquistas. Queremos cambios y los haremos, pero nunca sin dejar de calcular riesgos y beneficios.
    Tal vez la próxima ocasión que este señor tenga la oportunidad de expresar sus intenciones y opiniones como cubano, no asi como hombre de negocios, tenga en cuenta que entre histéricos e históricos existe un pueblo de más de 11 millones de cubanos que han apostado por seguir demostrando que la libertad no se negocia, se conquista, y nuestro pueblo sabe muy bien qué significa eso

     
  2. Jose Alvarez says:

    Este fue un comentario que hice a las noticias acerca de la conferencia de Carlos Saladrigas en La Habana. Gracias Iroel por regalarnos este articulo de Edmundo, ahora se mas acerca de los que nos quieren comprar barato.

     
  3. Jose Garcia Parrales says:

    Ese elemento y con esa mente, es lo que prepara el imperio yanqui. ” miserias humanas” sin patria y sin bandera, que se transforman en estiercol de la invencible historia cubana.

     
  4. Cirilo Perez. says:

    No quedo nada en el tintero, me parece una magnifica cronologia de la actuacion de este “empresario.” Me parece que su “utilidad” es de cara a los histericos miemanses
    y no de cara a Cuba. Como bien dices Edmundo, debe pronunciarse en “todos” los escenarios por la eliminacion de Cuba de la lista de paises terroristas por lo que esto constituye y la eliminacion del bloqueo y ademas nos gustaria que definiera quienes son los “histericos” en Cuba y en Miami como bien has esta reiterando.
    Muy bueno el articulo, te felicito.
    Un abrazo.

     
  5. Mario Acosta says:

    Edmundo, el sistema está en crisis. Fidel anunció que podía pasar (el 17 de noviembre de 2005), se preguntó si la Revolución podía desaparecer y para sorpresa de la audiencia dijo que sí, y citó los numerosos problemas que, a su juicio, enfrentaba el país.

    El 19 de diciembre del 2010, hablando en la Asamblea Nacional del Poder Popular, expresó que no había tiempo que perder: “Si queremos salvar la Revolución hay que cumplir lo que acordemos, y no permitir después del Congreso –como ha sido hasta ahora en muchos casos muy elocuentes- que los documentos vayan a dormir el sueño eterno de las gavetas…” y agregó, “O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos, y hundiremos, como dijimos con anterioridad, el esfuerzo de generaciones enteras…” (Ver Juventud Rebelde, diciembre 19, 2010, p. 5).

    Supongo que un sistema que bordea el precipicio no es un sistema exitoso.

    Por encima de todo, me parece muy importante que se haya realizado la conferencia en La Habana, que hayan confluido tantas personas distintas y que casi todo el que quiso hablar haya hablado, para bien o para mal. Aunque me parece que faltaron personas que podían aportar una óptica distinta, como el autor de este blog.

    Todos tenemos contradicciones, estoy seguro de que ustedes no escapan de eso. Eso no es malo. ¿O sí?

     
    • Frank Glez says:

      Mario
      En crisis está el capitalismo. Cuba tiene alternativas.

       
      • Mario Acosta says:

        Di que sí, Frank! ¿Quién dice que no? Pero de eso no es de lo que estoy hablando.
        Claro que tenemos alternativas!! Si no las tuviéramos, no estaríamos teniendo esta conversación y no estaría pasando todo lo que está pasando en nuestro país.

         
  6. Pedro Luis says:

    “…supongo que un sistema que bordea el precipicio no es un sistema exitoso…”
    Una lectura tiene el citado fragmento de la intervención de Fidel para Ud. y otra para mí.
    Bordear el precipicio, para mí, que soy un ciudadano cubano que vive en Cuba y que me identifico plenamente con la Revolución y con Fidel, significa que nos dejemos de comer mierda y “nos pongamos pa’ las cosas”, lo cual significa amarrar a lo cortico los recursos para que no se dilapiden, “pasarle la cuenta” a cuanto camaleón hay por ahí, de cuello blanco o empercudío, “chupándole el rabo a la jutia” sin poner un chícharo, que seamos responsables y disciplinados con nuestras obligaciones laborales y de otra índole, etc, etc.
    Para nadie es un secreto que el cubano aprende a trabajar de verdad, cuando se va del país. Una porque sino se muere de hambre y otra, porque tiene todos los beneficios de los créditos, salarios que comparados con los salarios y precios de CONSUMO en Cuba son astronómicos, etc.
    Lamentablemente el excesivo paternalismo de la Revolución ha parido una serie de males que nos llevarían al precipicio, pero… ¿se ha preguntado Ud. que significa precipicio para Cuba? Si se da una vuelta por el Central Park de New York, por muchas de las calles de Washington DC, por New Orleans, por las afueras de Virginia (por no citar las periferias de muchas de las capitales latinoamericanas), puede tener una respuesta a nuestra propia visión del precipicio. Es que somos los tipos más ilusos del mundo, seguimos creyendo en que nuestro vino, agrio y todo, es mejor que el más provocador de los coñacs franceses.
    Otra lectura tiene para los despistados. ¿Se incluye Ud.?

     
  7. Luis says:

    “Carlos Saladrigas pronunció unas palabras en La Habana que han sido ampliamente comentadas fuera de Cuba.”
    Y esas palabras, eran para los cubanos?
    Se difundieron y comentaron dentro de Cuba?
    Saludos, Luis

     
    • Frank Glez says:

      Y por qué habría de serlo? Si él, como miembro de la clase privilegiada global, tuvo a su disposicón toda la prensa que excluye a la mayoría de los cubanos

       
  8. Pedro Luis says:

    Mario, disfruté realmente tu respuesta (ya que me tuteas) y me alegro que hayas reaccionado así. Considero que respondiste de forma inequívoca, certera y trayendo consigo el mensaje fundamental que nos concierne a todos. Disculpa si te sentiste ofendido, pero a veces una pequeña frase nos saca de contexto. Me satisface sobremanera que seas tan joven y que digan eso de ti, porque no soy de los que voy con la falsa unanimidad, soy de los que está convencido de que tenemos hijos y nietos capaces de labrarse el camino por si mismos, mejor que nosotros y sin caer en la trampa generacional que nos quieren montar. Conoces todos los lugares que mencioné tan bien como yo por…Cubavisión, TR, Multivisión, Canales Educativos 1 y 2, etc. ¿Cierto?

    “…Este es un momento de importantes definiciones y decisiones. Cuba no puede proponerse competir en el orden de la producción material con los países capitalistas desarrollados ni promover una imagen de bienestar sobre la base de los patrones consumistas del capitalismo tardío, pero si no es capaz de un desarrollo que asegure el crecimiento proporcional y eficiente de sus capacidades productivas, no serán suficientes los llamados políticos ni los postulados ideológicos…”

    Si te llamó la atención ese párrafo, remítete a http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/04/04/el-trasfondo-ideologico-de-los-cambios-en-cuba/ y si quieres tener un botón de muestra de lo que quieren hacer con nuestra juventud, llégate a http://www.rebelion.org/noticia.php?id=147651.
    Mis saludos cordiales a ti, al elegante y valiente en la noticia Edmundo y al imprescindible Iroel (esto último sin guataquería). ¡Ah, olvidaba decirte que soy”del campo”, de La Perla!

     
  9. Cubanorevolucionario says:

    Como siempre Edmundo realiza un verdadero artículo periodístico, ese empresario no habla o mejor dicho, no dice nombres de los que entorpecen realmente el desarrollo de Cuba, porque tendría que cuestionar a los disidentes y a la extrema derecha de Miami, y muy seguro que enseguida se le acabaría la suerte en los negocios, al menos los que tiene en USA. Este señor quiere arreglar al país, pero es una madeja de contradicciones, lo mismo tiende la zanahoria que enseña el garrote, o es que está jugando un doble juego para no irritar a los terroristas de miami. No obstante recordarle al empresario que Cuba no tiene que hacer gestos de buena fe con nadie, y menos con el país que mantiene un genocida bloqueo contra la isla, el gesto caballeresco debería proceder del otro lado del campo, y retirar el bloqueo, si dice que se toma como excusa por el fracasado régimen de los castro, que lo deroguen entonces para quitarle la ¨excus¨a al gobierno cubano de las ¨dificultades¨ que enfrenta la economía

     
  10. Mario Acosta says:

    Pero tú podías haber ido al Centro Cultural Félix Varela y escuchar y opinar en la primera línea.

     
  11. iroelsanchez says:

    Jamás me enteré. Pero gracias por reconocer que aquí somos más libres que en la Heritage Foundation.

     
  12. Mario Acosta says:

    Pedro Luis, lamentablemente no conozco tan bien como usted “el Central Park de New York, por muchas de las calles de Washington DC, por New Orleans, por las afueras de Virginia”, porque soy un cubano “que vive en Cuba”.
    La cuestión de la interpretación es más complicada de lo que puede pensar cualquiera de nosotros. ¿Quién tiene la correcta? Yo pienso lo mismo que tú (que, por cierto, fue lo que transmitió el noticiero y el periódico en su momento), tal vez con otras palabras, pero en esencia es lo mismo: Tenemos (nosotros, los cubanos) que hacer algo para que eso se anunciaba no pasara. Lo dijo Fidel en aquel momento fue que la Revolución podía desaparecer y que éramos nosotros (sigo hablando de los mismos cubanos) los que podíamos salvarla o no.
    Esa es otra palabra compleja: Revolución. Revisa a lo largo de la historia para que veas cuántas definiciones y cuántas veces ha sido mal o bien llevada la palabra.
    Yo tengo 23 años y he aprendido a trabajar en Cuba. Me lo celebran los que me conocen (que trabaje tanto) y me lo critican algunos amigos que quieren “fiestar” un poco más. Yo, que soy cubano, que vivo en Cuba, no concibo otra manera de aprender a trabajar que no sea EN mi país, PARA mí país. No entiendo qué relación tiene esto con lo que yo dije, pero te contesto para que quede claro.
    Tampoco he probado el coñac. Sí el vino de aquí, el que venden a 10.00 MN de manera no muy legal en algunas esquinas del Vedado. No creo que creamos (nosotros, los cubanos) que nuestro vino “es mejor”, para seguir con tu metáfora. Sabemos lo que tenemos. Somos un pueblo inteligente.
    ¿Por qué me sacas de Cuba? ¿Sabes cuántaas visiones del precipicio hay en nuestro complejo país? No me vengas con la falsa unanimidad. Para ti, para mí, para Iroel, Fidel o Raúl el precipicio puede ser una cosa diferente. El referente más cerca que tengo de precipicio fue el que rellenaron cerca de donde vivo para construir viviendas.
    Me parece que muy diversa que sea nuestra concepción de precipicio, lo claro es que no queremos estar dentro de él, que es una profundidad, que sería una caída. El precipicio para Cuba sería adoptar modelos que obvien la base socialista (esto es que el pueblo es el propietario y administrador de los medios de producción) o seguir con un modelo que, aun cuando se define a sí mismo como socialista, ha demostrado que es necesaria una “actualización”, o como quiera llamarse, para sobrevivir (que es, por cierto, en lo que nos hemos especializado).
    Iroel, creo haberme caracterizado por escribir siempre mensajes breves, pero no podía dejar de responder los puntos sacados por Pedro Luis en contestación a mi primer comentario que, dicho sea de paso, no entiendo muy bien qué tiene que ver lo que él dijo con lo que yo escribí inicialmente.

     
  13. Ramsay says:

    Para mi más importantes son las palabras de quiénes escriben a las secciones de quejas del Granma y el J. Rebelde. Esas que a veces no se contestan. Esas, son más importantes que las de Saladrigas.
    Y que conste, el que escribe esto, es comunista convencido.

     

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