Miguel Hernández nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela..y en 1942 ya moría, enfermo de tuberculosis y cárceles franquistas.
Desde entonces, sus versos -aprendidos por enamorados, militantes y cantores- no han dejado de conmover y acompañar a quienes siguen creyendo en el valor de la poesía y las ideas.
En Cuba, se le recuerda además por ser un cercano compañero de Pablo de la Torriente Brau, el revolucionario, narrador y periodista cubano que cayera combatiendo por la Republica Española.
En versos que también pueden describir su destino, escribió Miguel Hernández en el poema que dedicara a Pablo: “Nunca se pondrá el sol sobre tu frente”. El poema se titula Elegía segunda y lo publicamos en La Pupila Insomne como homenaje al centenario del poeta, acompañado del video de la versión musicalizada por Silvio Rodríguez que hemos colocado en nuestro canal en YouTube.
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Elegía segunda
(A Pablo de la Torriente, comisario político)
“Me quedaré en España, compañero”
me dijiste con gesto enamorado
y al fin sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado.
Nadie llora a tu lado:
Desde el soldado al duro comandante,
Todos te ven, te cercan y te atienden
Con ojos de granito amenazante,
Con cejas incendiadas que todo el cielo encienden.
Valentín 1 el volcán que si llora algún día
Será con unas lágrimas de hierro,
Se viste emocionado de alegría
Para robustecer el río de tu entierro.
Como el yunque que pierde su martillo,
Manuel Moral se calla
Colérico y sencillo.
Y hay muchos capitanes y muchos comisarios
Quitándote pedazos de metralla,
Poniéndote trofeos funerarios.
Ya no hablarás de vivos y de muertos,
Ya disfrutas la muerte del héroe, ya la vida
No te verá en las calles ni en los puertos
Pasar como una ráfaga garrida.
Pablo de la Torriente,
Has quedado en España
Y en mi alma caído:
Nunca se pondrá el sol sobre tu frente,
Heredará tu altura la montaña
Y tú valor el toro del bramido.
De una forma vestida de preclara
Has perdido las plumas y los besos,
Con el sol español puesto en la cara
Y el de Cuba en los huesos.
Pasad ante el cubano generoso,
Hombres de su brigada,
Con el fusil furioso
Las botas iracundas y la mano crispada.
Miradlo sosteniendo a los terrones
Y exigiendo venganza bajo sus dientes mudos
A nuestros más floridos batallones
Y a sus varones como rayos rudos.
Ante Pablo los días se abstienen ya y no andan.
No temáis que se extinga su sangre sin objeto,
Porque éste es de los muertos que crecen y se agrandan
Aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto.
1 Se refiere a Valentín González “El Campesino”, que fue jefe de su Unidad Militar.
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Te dejo mi homenaje a Miguel, aunque creo que todo lo que nos une es precisamente el aprecio a este poeta: http://nopandaelcunico.wordpress.com/2010/10/30/32/
Saludos!
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