Un artículo de la periodista Daisy Francis Mexidor en Cubadebate denuncia recientes provocaciones en La Habana y Santiago de Cuba con “el objetivo de generar a cualquier precio un incidente que mediáticamente permita lograr una matriz de opinión sobre una supuesta represión”.
A las de La Habana ya nos hemos referido en La pupila insomne, pero no a las de la provincia de Santiago de Cuba. Ahora este testimonio -filmado por la periodista santiaguera Adis López González a un vecino de Palma Soriano- permite confirmar una vez más lo que se suponía: Las personas que Estados Unidos utiliza para sus provocaciones en Cuba son individuos con un pasado violento, comisores de delitos comunes que desean salir del país, y a los que EE.UU. no les daría una visa de emigrante por su trayectoria delictiva.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=BsP7SmpB1xU]
La inmensa mayoría de los que cometen actos delictivos para llegar a USA y buscar protección de la ley de Ajuste, han tratado de algún modo de obtener visa de entrada legal y le ha sido denegada.
Un alto porciento de las personas que llegan de visita a USA desde Cuba, regresan a su país, pudiendo quedarse.
Los disidentes conversos con pasado delictivo no deberían de ser tomados en serio por la opinión pública. Ni tampoco los que reciben dinero americano para “disentir”. El que les crea se los merece, parafraseando a una participante en la mesa redonda.
Cuba debiera reflexionar en cuanto al tratamiento de las fuerzas del orden. No hay por qué destacarse como distinto en cuanto al tratamiento del asunto, porque eso tácitamente indica que Cuba va a ser juzgada diferentemente a absolutamente el resto del mundo.
Si en Londres usted arma una manifestación en tal lugar y tal motivo, sin haber obtenido autorización de la policía, los toletes y gases lacrimógenos rompen filas ipso facto.
Igual en New York, Seattle, Madrid, Santiago de Chile, París.
Si las Damas en Blanco violan la ley, no se merecen mejor trato del que tienen las señoras que reciben toletazos y foetazos en MAdrid, y demás lugares.
Nadie es capaz de apreciar la disciplina social en su justa dimensión.
Es como el ladrón que no se atreve a entrar a un lugar por temor a que lo acusen de robar.
Por otra parte, ¿no sería mejor que Laura Pollán fuera diputada por Manzanillo en la Asamblea Nacional y allí votara de acuerdo con sus posiciones políticas?
Miguelito, la diferencia que con cinco minutos después del primer tolete empiezan a car las primeras bombas en La Habana. Y la Pollán, como cualquier ciudadano en Cuba, tiene ese derecho pero debe conseguir que una asamblea municipal electa por el pueblo la ponga en la candidatura y luego obtener los votos. Si no lo ha intentado, no es porque no lo desee sino porque sabe que no tiene la gente suficiente que la apoye para eso, ni en Manzanillo ni en ninguna parte