Basados en las declaraciones de la diplomática holandesa Caecilia Wijgers -embajadora interina en Cuba entre 2005 y 2009- al recibir el Premio Palmer para diplomáticos, reseñadas en La pupila insomne por Omar Pérez Salomón, los colegas de Cubainformación han realizado este video.
Dijo la señora: “lo que sí es cierto es que el uso de Internet en la isla aumenta. El gobierno cubano también utiliza Internet para difundir su mensaje, y los propios cubanos adquieren cada vez más conocimientos sobre las posibilidades de la web”, y agregó que “desgraciadamente en Cuba no se puede hablar de una ‘primavera política’ como es el caso del mundo árabe”. ¿La habrán escuchado en Washington?
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¿No será que en Cuba siempre es primavera?
Mirta dijo las palabras justas.
Seguramente la señora Caecilia Wijgers no sabe que para el común de los cubanos es prácticamente imposible acceder a Internet. Seguramente también desconoce esta señora que un punto de conexión en una vivienda ronda los 50 CUC al mes, lo que para el salario medio, que ronda los 13 CUC, parece harto difícil. También desconocerá esta señora, así como sus portavoces interesados, que el acceso a Internet en Cuba está reservado a (por este orden) miembros del gobierno, periodistas, algún personal docente (no sospechoso), empresas e industria, hoteles, casas de renta que puedan asumirlo y gente con poder adquisitivo y no sospechoso (normalmente el que tiene dinero no es sospechoso). De toda la gente que no está en estos estamentos me gustaría saber cuantos pueden permitírselo. Conclusión: de que primavera política me están ustedes hablando?
Carlos,
Ni vives en Cuba, ni tienes la menor idea de en qué mundo vive la mayoría del planeta en los oscuros y “sospechosos” rincones del mundo.
Frank, que no vivo en Cuba es cierto, tan cierto como que la visito asiduamente y sé de lo que hablo. Mis dudas son si tienes alguna idea de lo que hablas. Me voy a meter en algún oscuro y sospechoso rincón del mundo a ver si lo averiguo.
La realidad hoy prueba que la cubanidad como sello de identidad sociológica, de algunos exilados se perdió irremediablemente y no tienen esperanza de recuperarla, pero en su angustia vital siguen reproduciendo un discurso teórico oxidado, anclado en la retórica política de los 60 del S20. Como que lo vivido por el proceso revolucionario de la sociedad que alguna vez fue su patria, por haber sido paridos en ella; no existiera. Es la diferencia de lo que se llama “primaverá árabe”, que irrumpe por la rebeldía popular y enfrenta inerme a la violencia de gobiernos despóticos y tiranías vesánicas apoyadas por la voluntad de las potencias imperiales. Esta es la diferencia esencial y lo que no alcanzan a comprender muchos y en Cuba no existen condiciones sociales para luego de 53 años volver a desandar el camino heroico de transitaron. Eso a pesar del estado de guerra que mantiene con USA. Solo así se explica el comentario de Carlos Gómez, que a lo mejor su ciclo biológico vital es paralelo a esos dinos de Miami, tan identificados. Y ojo que por ahí será otro problema a resolver si las relaciones USA, La Habana se normalizaran. Esos cubanos, que hoy se prestan a traicionar a esa patria tan cercana y distante, con actos de mercenarismo político, justificando toda iniciativa de agresión a la ISla; y hablamos de individuos que pudieran ser promotores de mucho de lo que hace falta en Cuba, y para el caso de su retornos, -suponiendolo-, no van a tener espacio en la realidad social de hoy, a la que no podrán adaptarse. Las nuevas generaciones de cubanooamericanos, al parecer teniendo más flexibilidad en sus juicios políticos, sienten su cubanidad como algo exótico pero secundario, pues, en verdad han sufrido un proceso de transculturación exógeno y son ciudadanos americanos nacidos allá, y no se desesperan ni tendrían planes de retorno a la patria de sus abuelos muerto o ancianos, patria que ya no fue ni de de sus padres, pues tampoco no nacieron en ella.
Lo que no entiendo de los salvapatrias, es la obcecación que tienen en sus mensajes retorcidos y torticeros de trastocar la simple y llana opinión de cualquiera sobre un asunto cualquiera . Ahora resulta que criticar una opinión en un caso puntual de la vida diaria de una sociedad, la cubana, desata una oleada de opiniones en contra, siempre en contra por supuesto, confundiendo hasta la cubanidad del criticante, haciéndolo pasar por un apátrida (porque si no no se concibe) exiliado en Miami (porque no puede ser en otro lugar) y un largo etcétera. Yo, que no soy ni cubano y por lo tanto ni soy exiliado cubano en Miami ni se que tienen que ver mis raíces con todo esto. Solo me limito a criticar un hecho concreto de la vida diaria de un país, punto. No entiendo de retóricas ancladas en los 60 ni si mi patria vivió ningún proceso revolucionario ni tengo ningún ciclo biológico vital ni hablo de traiciones. ¿Acaso es tan difícil comprender de lo que se está hablando aquí? ¿porque una simple crítica levanta tantas pasiones? ¿porque vemos al enemigo imperial siempre detrás de cualquier crítica? ¿acaso el comunismo no nos exige la autocrítica en nuestras autogestiones?. Yo no estoy hablando de contrarevoluciones, ni de ataque frontal a la patria, ni estoy desdeñando de mis antepasados. Señores, soy un ciudadano cualquiera que intenta de un modo modistísimo contribuir a que alguien que lea esto se de cuenta que no todo lo que se escribe por ahí es cierto. Si alguien cree que me equivoco al pensar que el ciudadano cubano de a pié no tiene acceso libre y espontáneo (como en cualquier país europeo, por ejemplo) a disponer de un acceso a Internet, por lo menos barato (vamos a dejarlo ahí) que lo diga ahora o calle para siempre. Pero porqué motivo no vamos a decirlo simple y llanamente, porque vamos a callar y sobre todo porque se me va a tachar de contrarevolucionario. ¿Que pasaría si me dedicara a criticar al régimen?
Carlos, comparar a Cuba con Europa -beneficiaria de siglos de explotación colonial- y aliada de USA, mientras la Isla es un equeño país salido del colonialismo, hostigado y bloqueado por EU no te tacha de contrarrevolucionario, sino de ingenuo.
Jamás he comparado Cuba con Europa, no sé por quien me tomas, Santiago, ni siquiera se me ocurriría tal cosa, pero el hecho innegable de su incomparación no nos legitima para mentir o tener una opinión lastimera. Las cosas son como son, con los culpables de siempre y por los motivos de siempre, pero así son las cosas. ¿Porque no vamos a decirlo? ¿Porque vamos a tergiversar las cosas? ¿Acaso faltar a la verdad no legitima a los enemigos de Cuba para continuar con sus interesados y salvajes ataques al pueblo cubano, al fin y a la postre, principal sufridor de sus nefastas consecuencias?