Entre tantos esfuerzos y desvelos por la pandemia, llegaron los Juegos Olímpicos para dar un poco de luz a Cuba y al mundo. Sin embargo, muchos no comprenden, y hasta condenan, que nuestros deportistas mencionen a la Revolución, o dediquen medallas a Fidel en medio de sus alegrías. Unos los llaman cobardes, otros, cosas más feas, pero, sobre todo, critican la mención de la política en el deporte (a menos, por supuesto, que la política la utilicen desde afuera para gritar Patria y Vida en el ring). Sin embargo, para ser justos, debemos cuando menos intentar entender por qué, de entre tantas cosas, el padre de Mijaín López escoge un cuadro de Fidel para colgar las medallas de su hijo. En medio del orgullo de ser cubanos, muchas veces olvidamos que somos latinoamericanos, y que la historia del deporte en Cuba antes de la Revolución, sobre todo una vez comienza a avanzar el Siglo XX, es la historia de un país más de Latinoamérica. Continue reading
En la Cuba del verano de 1994 el panorama económico tras el impacto de la desaparición del comercio con la URSS, que había arrasado con más de un 70 % de los ingresos en divisas del país, no podía ser peor: los cortes de electricidad se prolongaban más de 12 horas, una menguada alimentación convirtió una letanía de la telenovela de turno –«niña, saluda a tu novio»– en sinónimo de arroz con frijoles, el plato con más frecuencia disponible, junto a inventos criollos como el picadillo de soya y la pasta de oca, mientras el acceso a las pocas cafeterías que vendían hamburguesas se distribuía por CDR, con prioridad para embarazadas y ancianos. El transporte público prácticamente había desaparecido, para ser sustituido por el uso masivo de la bicicleta, en contradicción con una alimentación que había ido menguando día tras día. Solitarias latas de almejas en las vidrieras fueron el último testimonio de un mercado estatal en pesos cubanos que antes complementaba satisfactoriamente la llamada libreta de abastecimiento. Continue reading